Los libros acompañan nuestras experiencias y emociones, más todavía si somos pequeños lectores
Hervé Tullet,
Editorial Kókinos
cartón - 3 años - 5,50€
Hace no tantos años, de pequeña, me encantaba ir al Parque de Atracciones de Madrid con mis padres y mi hermana. Casi se podría decir que era una costumbre que inauguraba el verano oficialmente. Es verdad que conforme fui creciendo mis preferencias cambiaron, y también es verdad que muchas de las “atracciones” con las que crecí se fueron quitando con el tiempo.
Recuerdo como si fuera ayer una de mis preferidas. Era un laberinto de espejos, lleno de espejos, todo espejos y el objetivo era salir de allí. Aunque era bastante fácil >_< he de decir que lo realmente complicado era permanecer dentro, puesto que sentías una mezcla de asombro, diversión y agobio. A partes iguales.
Y es que los espejos no siempre gustan, ¿qué piensas tú? En el laberinto del que te hablo había espejos de todo tipo: unos te hacían flacucha, otros regordeta, había espejos que te deformaban por completo y otros simplemente te agrandaban la nariz hasta límites insospechados. Era engimático y genial.
Comienzo contándote esto porque así es precisamente el cuento que este mes te recomendamos desdeLibrería Libros10 para toda la familia didonguera. Enigmático y genial. Un cuentazo de los que hacen época de la mano de Hervé Tullet… ¿quién sino? y editado por Kókinos… ídem.
Encontrarás un cuento de cartón lleno de espejos, lleno de formas geométricas negras que visualmente “romperán” las páginas y recortarán tu reflejo. Y lo más importante, SU reflejo, el de tu peque. Y ahí es donde radica toda la esencia de este título, en lo que ven ellos. Si pasas la primera página entras en el laberinto pero en esta ocasión no hay agobios, es todo imaginación en libertad porque es el lector quien orienta al espejo en la dirección que desea.
Pasa las siguientes páginas y sigue con los ojos la espiral negra que se dibuja en el espejo, hazla reflejar en la siguiente página… igual ves una cuadrícula, o un triángulo. Quizá una figura negra tape algo de vuestro reflejo, ¿podrías tapar una oreja? ¿o la boca?
Así, meciendo el pensamiento de lo que vemos y de lo que podemos llegar a ver, llegaremos hasta las sensaciones más increíbles. Como en el Parque de Atracciones, una vez que sales del laberinto siempre, ¡pero siempre!, salías con una sonrisa.
Saca este cuento de la estantería si necesitas:
- Hablar de autoconocimiento. Los espejos te dan juego para crear preguntar en el niño si ya es mayorcito… 4-5 años. Quizá él se ve de una forma y en el cole es de otra, o simplemente podéis jugar a decir en voz alta qué veis relfejado en el cuento. Siempre compartiendo los pensamientos en familia.
- Desarrollar la agilidad visual. A partir de las formas geométricas podemos jugar y reconocer piezas u objetos. Aunque parezcan cosas tontas, decir que ves una casa donde no la hay (por ejemplo) desarrollar la imaginación y su manera de mirar más allá.
- Diversión. Las páginas convertidas en espejos no son más que pleno divertimento. No hace falta nada más que acercar la cara al cuento y sacar la lengua. Sonríe…
¡Feliz lectura!
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07/07/2014